miércoles, 4 de noviembre de 2009

LEMUR




El lémur de cola anillada o catta (Lemur catta) es una especie de primate estrepsirrino de la familia Lemuridae. El lémur de cola anillada es la única especie dentro del género monotípico Lemur y, al igual que otros lémures, se encuentra únicamente en la isla de Madagascar, principalmente al sur.
Aunque en la actualidad se encuentra amenazado por la destrucción de su hábitat y por lo tanto está clasificado como vulnerable en la Lista Roja de la IUCN,[1] el lémur de cola anillada es el lémur con mayor población en zoológicos a nivel mundial; esto se debe a que se reproduce fácilmente en cautiverio, donde, con los cuidados adecuados, puede llegar a vivir hasta 20 años.
Principalmente gris con secciones blancas, el lémur de cola anillada tiene un cuerpo esbelto; su estrecha cabeza es blanca con manchones negros alrededor de los ojos, y con un hocico negro semejante al de un zorro. El rasgo característico del lémur, su larga y tupida cola, está dividida en franjas blancas y negras. Al igual que todos los lémures, el de cola anillada tiene extremidades traseras más largas que las delanteras; sus palmas y plantas están acolchonadas con suave y correosa piel. Sus dedos son delgados y tienen uñas planas y afiladas. El lémur de cola anillada tiene garras en el segundo dedo de sus extremidades traseras las cuales usa para acicalarse.
Los ejemplares más jóvenes tienen ojos azules mientras que los ojos de los adultos son amarillos. Los adultos pueden alcanzar una longitud corporal de entre 45 y 50 centímetros[2] y un peso de 3,5 kilogramos. Sus colas son más largas que sus cuerpos, llegando a medir

MORSA




En las aguas frías del hemisferio Norte, donde los témpanos abundan, encontramos la Morsa. En su aspecto, este mamífero es muy similar a las focas pero logra alcanzar dimensiones impresionantes. Los machos pueden medir 4 metros de longitud con un peso máximo de 1600 kg, aunque el peso usual es de 1200 a 1500 kg y el largo promedio es de unos 3.2 metros. Las hembras más grandes logran los 2.6 metros con un peso de 1250 kg.

A las morsas, ambos géneros, le crecen de la mandíbula superior dos largos colmillos que pueden llegar alcanzar un metro de largo. Estos formidables punzones de marfil les son de utilidad para anclarse en el hielo cuando descansan y para afirmarse al trasladarse sobre la congelada superficie, porque fuera del agua las morsas son un poco torpe. También los usan en las riñas con los de su propia especie. Aunque contra los terribles osos polares la confusión de la multitud en la manada es más efectiva. Algún terror psicológico le han de causar el par de colmillos a los osos porque usualmente es a los jóvenes a los que atacan. Poco se sabe del peligro que presentan las orcas o ballenas asesinas pero definitivamente son un predador de la Morsa. Y como ya se sabe, nosotros los seres humanos, somos el peor enemigo de esta especie. Claro, eso es después que inventamos las armas de fuego porque los machos grandes pueden ser sobervios. Existen relatos de algunas morsas machos que cuando fueron heridos atacaron al bote donde viajaban sus cazadores.
La Morsa es un animal principalmente marino. Se le ve en grupos, que pueden contar con 100 y hasta 1000 individuos, descansando sobre los témpanos de hielo cerca de la capa polar ártica. Aunque la mayor parte del tiempo habitan aguas cerca de las costas, viéndose los grupos en las orillas rocosas. Prefieren estas aguas donde la profundidad es menos de 100 metros ya que su alimentación básica consiste de moluscos y crustáceos que obtiene del fondo del mar. Aunque también, especialmente los machos adultos, comen focas y jóvenes de su propia especie.
La piel es gruesa, su espesor es de dos a cuatro centímetros. La coloración cambia la tonalidad de acuerdo a la temperatura exterior. Cuando sale del agua fría la piel es gris pálida. Después que está afuera un tiempo se torna mucho más oscura. Esto se debe a que cuando se encuentra en un ambiente frío la circulación a la parte exterior disminuye, sirviendo de esta forma como aislante térmico.

sábado, 31 de octubre de 2009

ESTRELLA DE MAR




Tienen un esqueleto interno calcáreo, que funcionalmente es equivalente a uno externo aunque queda por debajo de la epidermis. Además, y al igual que todos los equinodermos, tienen un sistema ambulacral, que les sirve para la locomoción, la captura de alimentos y la respiración. Este sistema funciona con el mismo sistema que los esqueletos hidrostáticos (hidroesqueleto): toma agua del medio externo por medio del madreporito y la presión generada en el sistema interno de cavidades sirve para mover los pequeños "pies" que salen al exterior entre las placas esqueléticas. Estos pies móviles se denominan pies ambulacrales.
El aparto digestivo consta, principalmente, de una boca en posición ventral, un estómago que se puede evertir, haciendo que su superficie interior pase a ser exterior, y un intestino corto, recto, que acaba en un ano, que puede no existir.

A diferencia de otros animales, las estrellas de mar digieren las presas por fuera ya que su estómago es reversible. Con sus miles de pies ambulacrales que terminan en ventosas, sostienen la comida aferrada a la parte ventral de cualquiera de sus brazos mientras segrega una especie de jugo gástrico, posibilitando la digestión externa.
Predadoras y carnívoras, se alimentan de moluscos, crustáceos y otros animales marinos. Puede comer cualquier cosa del tamaño de su brazo o menor. En ocasiones forman plagas que dañan seriamente las poblaciones de bivalvos de interés comercial, como el mejillón. Se tiene la creencia general de que éstas pican introduciendo veneno en la capa exterior de la epidermis, provocando así un enrojecimiento de la zona afectada parecido a un lunar. Está demostrado[cita requerida] que esto no es verdad, ya que son totalmente inofensivas ante el tejido de la piel humana.

SERPIENTES




Las serpientes (Serpentes) u ofidios (Ophidia) son un suborden de saurópsidos (reptiles) diápsidos pertenecientes al orden Squamata, superorden de los Lepidosaurios, caracterizado por la ausencia de patas y el cuerpo muy alargado. Se originaron en el período Cretácico.
Las serpientes se caracterizan por la ausencia de extremidades y cuerpo alargado. Algunas poseen mordeduras venenosas que utilizan para matar a sus presas antes de ingerirlas. Otras serpientes matan a sus presas por constricción, por ejemplo estrangulación.
Se reconocen 456 género y más de 2.900 especies.[1] [2] Evidentemente, las serpientes derivan de algún tipo de lagarto, pero los detalles concretos de su origen no están claros.[3]

La piel de la serpiente está recubierta por escamas. La mayoría de las serpientes utilizan escamas especializadas de la parte ventral para desplazarse, aferrándose con ellas a las superficies. Sus párpados se encuentran permanentemente cerrados, pero son en realidad escamas transparentes. Las serpientes cambian de piel periódicamente. A diferencia de otros reptiles, el cambio de piel es realizado en una pieza, como si tirara de una media. Esto se hace a medida que el animal crece y además para reparar heridas y librarse de parásitos externos. La renovación periódica ha convertido a la serpiente en un símbolo de salud y medicina, como se muestra en la vara de Asclepio (ver Asclepio).

La locomoción se realiza mediante ondulaciones laterales del cuerpo; las escamas ventrales ensanchadas de muchas serpientes impiden el deslizamiento. Algunas serpientes, como ciertas boas y las víboras pueden desplazarse también mediante movimientos musculares de las escamas ventrales con su cuerpo extendido casi en línea recta.

TIBURONES




El esqueleto de los tiburones está formado en su mayor parte por cartílagos, a diferencia de los demás peces, cuyo esqueleto es óseo. Mientras los peces tienen una sola agalla exterior para que entre el agua de la cual extraen oxígeno, los tiburones tienen entre cinco y siete. La cola de los tiburones es verticalmente asimétrica y la de los peces es simétrica. Los peces óseos tienen vejiga natatoria, de la cual carecen los cartilaginosos, razón por la cual no pueden flotar. En los tiburones, cuando un diente se cae o se rompe es reemplazado, en cambio, ello no ocurre en los peces óseos.Los tiburones son miembros del superorden Seláceos, integrado por ocho órdenes, divididos en treinta familias. Los órdenes se dividen en dos grupos, uno con aleta anal y el otro sin ella. Los que no tienen aleta anal son: Escuatiniformes, Pristioforiformes y Escualiformes. Los que tienen aleta anal son: Carcariniformes, lamniformes, Orectolobiformes, Heterodontiformes, y los Hexanquiformes.Excepto dos (el tiburón del Ganges y el toro), todas las especies viven en agua salada.

No solamente son menos de 30 las especies de tiburones que atacan al hombre; tampoco son todos los individuos de tales especies los que tienen conductas agresivas. Buzos y fotógrafos submarinos que frecuentan zonas pobladas por especies demostradamente peligrosas como el tigre, testimonian la falta de riesgo en la convivencia con ejemplares hacia los cuales el hombre manifiesta tranquilidad y una conducta pacífica.
La mayor cantidad se registra en las costas de Australia, Nueva Zelanda y Nueva Guinea, en ese orden. Otras zonas con registros abundantes son, en ese orden, el Caribe, las costas de los estados Unidos, las playas de Sudáfrica y el Mediterráneo. Asimismo, se han denunciado casos en el Golfo Pérsico y en el delta del Ganges.

DELFÍN


Los delfínidos (Delphinidae), llamados normalmente delfines oceánicos (a diferencia de los platanistoideos o delfines de río) son una familia de cetáceos odontocetos bastante heterogénea, que alberga unas 34 especies.
Miden entre 2 y 9 metros de largo, con el cuerpo fusiforme y la cabeza grande, el hocico alargado y un solo espiráculo en la parte superior de la cabeza (orificio respiratorio que muchos animales marinos tienen como contacto del aire o agua con su sistema respiratorio interno). Son carnívoros.
Habitan relativamente cerca de las costas y a menudo interactúan con el ser humano. Como otros cetáceos, los delfines utilizan los sonidos, la danza y el salto para comunicarse, orientarse y alcanzar sus presas; también poseen un sexto sentido de ecolocalización, emiten sonidos en su entorno e interpretan los ecos que generan los objetos a su alrededor.

Durante mucho tiempo se pensó que los delfines, junto con el resto de los cetáceos, eran descendientes de mamíferos terrestres, los mesoniquios, orden extinto de ungulados carnívoros. Sin embargo, se ha demostrado que en realidad los cetáceos (incluidos los delfines) están estrechamente emparentados con los artiodáctilos, en especial con los hipopótamos.[1] Se calcula que durante el Eoceno (alrededor de cincuenta millones años atrás), los ancestros de los cetáceos se refugiaban en el agua, de modo similar al tragúlide.[2]
Evidencias fósiles demuestran que los odontocetos aparecieron en el Mioceno. Los primeros delfines conocidos pertenecen a los géneros Kentriodon y Hadrodelphis, de la familia Ketriodontidae. Estos delfines primitivos poseían un desarrollado sentido de la ecolocación y el órgano del melón Los esqueletos de los delfines modernos poseen dos pequeños huesos en la zona sacra de la columna vertebral, que corresponde a vestigios de la pelvis.

CAMELLO



Los camellos tienen dos jorobas, mientras que el dromedario solo tiene una. Ahí está la diferencia entre estas dos especies. La función es siempre la misma. Almacena el agua y la energía que luego usarán en caso de que haya escasez y sequía. Esto le da a los camellos la legendaria habilidad de aguantar sin beber ni comer durante largos períodos de tiempo, pudiendo atravesar regiones muy áridas o desiertos sin apenas beber. Cuando su joroba esta agotada de reservas, se vuelve flácida y blanda. Los camellos no viven en las arenas del desierto, pero si en los desiertos rocosos del este y centro de Asia. Las temperaturas en estos lugares son extremas. 40 ºC en verano, -29 ºC en invierno. Por eso los camellos han desarrollado adaptaciones a estos brutales cambios de la naturaleza. El ejemplo más claro de estas adaptaciones es el grueso pelaje que los protege en invierno, y que se les cae cuando la temperatura aumenta con la llegada del verano.

Las hiervas que comen en invierno, o en cualquier época del año, les dan el suficiente agua para sobrevivir durante mucho tiempo. De todos modos, cuando los camellos al fin beben, actúan como una especie de esponja. El camello es capaz de beber 135 litros de agua en solo 13 min. Para proteger sus ojos de la tierra y del viento, estos animales poseen unas grandes pestañas protectoras. Además, unas grandes y anchas patas les facilitan el paso por estos desiertos rocosos, y también el no hundirse en la arena debido al gran peso que llevan encima.