

Los balénidos (Balaenidae) son una familia de cetáceos misticetos que incluye dos 2 géneros.
El término "ballena" designa en principio a todos los misticetos, aunque en sentido estricto se reserva a los integrantes de esta familia.
El acercarse a una ballena es una sensación impresionante. Jacques-Yves Cousteau declaró: “La impresión que recibimos al acercarnos a una ballena dormida es, sobre todo, de inmensidad. Su presencia física es abrumadora, apabullante. A veces la oímos respirar e incluso llegamos a mojarnos con su chorro. En momentos como este, el ser humano percibe que se aproxima a una criatura que sobrepasa su comprensión, a una presencia misteriosa encarnada en un increíble cilindro negro.”[1]
El término "ballena" designa en principio a todos los misticetos, aunque en sentido estricto se reserva a los integrantes de esta familia.
El acercarse a una ballena es una sensación impresionante. Jacques-Yves Cousteau declaró: “La impresión que recibimos al acercarnos a una ballena dormida es, sobre todo, de inmensidad. Su presencia física es abrumadora, apabullante. A veces la oímos respirar e incluso llegamos a mojarnos con su chorro. En momentos como este, el ser humano percibe que se aproxima a una criatura que sobrepasa su comprensión, a una presencia misteriosa encarnada en un increíble cilindro negro.”[1]
Desde los primeros días de mayo hasta los primeros de noviembre, centenares de ballenas francas vienen a aparearse y reproducirse, algunas ya con sus crías, desde distintos puntos de los fríos mares del sur. De allí su nombre Eubalaena Australis, cuya morfología es reconocida a simple vista por quienes realizan los avistajes. De cuerpo oscuro, agrisado y negruzco, regordeta y sin aleta dorsal, la ballena franca posee en su gran cabeza ciertas callosidades que permiten diferenciar unas de otras y que a su vez son una especie de ícono distintivo de este tipo de cetáceos.
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